Artículo: ¿Y LOS DINOSAURIOS?

Roberto es un joven que nació en el seno de una familia adventista, es muy activo en su iglesia ha sido director de jóvenes, ha completado casi todas las especialidades en los diferentes clubes, le gusta predicar y no se ha perdido ningún evento de jóvenes de su asociación.

Hace algunos días se le acercó Rebeca, su compañera de clases de la universidad donde él estudia: –Oye Roberto- le preguntó -¿podrías ayudarme?  -Claro amiga, haber dime…- le contestó –anoche le estaba leyendo una historia de la Biblia a mi hermanito…- Roberto sonrío pensando que éste podría ser un buen momento para testificar de su fe, – esa… que dice que Dios creó la tierra y los animales y todo, y me pregunto que si Dios había creado también a los dinosaurios, pero no supe que decir; tu que eres cristiano ¿podrías ayudarme? 

Roberto permaneció en silencio, realmente no sabía que decir, siempre había estudiado en escuela públicas y lo único que había escuchado al respecto es que se habían originado por causa de la evolución, pero evidentemente eso no lo dice la Biblia; es más ni siquiera estaba seguro si existieron en verdad. 

Aunque esta anécdota realmente no sucedió, es probable que a ti te haya ocurrido algo similar, o quizás también mientras estudias tu año bíblico y lees el relato de la creación viene a tu mente: ¿Y los dinosaurios dónde están?

Aunque este tema no sea motivo de salvación, por lo menos no lo es directamente, te invito para que juntos lo consideremos pues podría servirte en una próxima ocasión.

Algo de historia

Los primeros restos fósiles documentados fueron descubiertos en Estados Unidos alrededor de 1802 por Plinio Moody, un granjero de Massachusetts, en el valle de Connecticut y se trataba de huellas petrificadas, pero su hallazgo pasó inadvertido por mucho tiempo. En 1806 William Clark descubrió huesos de dinosaurios cerca de Billings, Montana; y en marzo de 1822 fueron descubiertos los restos del primer dinosaurio identificados y descritos como tal en Sussex, Inglaterra, por Mary Anne Mantell y su esposo, a estos restos se les atribuyó el nombre de iguanodonte, por su parecido con las iguanas de México y América Central. Pero no fue sino hasta 1842 que Richard Owen propuso a la Asociación Inglesa pro desarrollo de la Ciencia el reconocimiento de “una raza o suborden de reptiles saurios distintos, para los que yo propongo el nombre de Dinosauria”, esta palabra proviene de los términos griegos deinos: terrible, y sauros: saurio o lagarto, aunque como sabemos, no todos los dinosaurios tenían forma de lagartos.

 

¿Realmente existieron?

Es evidente que no podemos negar la existencia de estas criaturas pues se han descubierto muchas evidencias al respecto, y sería insensato hacerlo, cuando existe abundancia de restos fósiles como huellas de patas y manos, huesos y esqueletos completos de estos animales que confirman su existencia, al menos se conocen un total de 285 especímenes.

En ninguna parte de las Escrituras se menciona la palabra dinosaurios o algún término parecido; algunos cristianos pretenden encontrar algunos indicios en los pasajes de Job 40:15 y 41:1, pero esto es algo incierto. Esto se debe a que “la Biblia no puede ni debe ser considerada como un libro de ciencias. Su objetivo es otro. Es de carácter existencial, no fenomenológico, No trata de describirnos el mundo en sí, sino el mundo en sus relaciones con Dios”.

Es decir, el propósito principal de las Escrituras es poner al alcance humano toda aquella información que le permita alcanzar salvación divina y vida eterna. Por lo que muchas veces no tiene todas las respuestas para satisfacer nuestra curiosidad.

Tampoco en los escritos Elena de White dinosaurios es una palabra que ella haya utilizado, aunque algunos han asumido que los menciona al hablar de “una especie muy grande de animales que perecieron en el diluvio” , pero también es posible que se estuviera refiriendo a otras especies como los mamuts o los mastodontes.

 

Origen de los Dinosaurios

Los Adventistas del Séptimo Día creemos, además, que “…Dios es el creador de todas las cosas y reveló en las Escrituras el relato auténtico de su actividad creadora. El Señor hizo en seis días ‘los cielos y la tierra’ y todo ser viviente que la habita…”.

Aceptamos también que en un tiempo existieron especies que hoy no conocemos, incluso dinosaurios. 

Utilizando las Escrituras, los estudios de paleontólogos creacionistas, y los escritos de Elena G. de White se puede hallar respuesta a nuestro problema.

De acuerdo con la Palabra de Dios en el quinto día de la creación el Señor “…creó los grandes animales marinos…y todas las aves, según su especie” (Gn 1:21) y durante el sexto día creó “los animales salvajes, todos los reptiles, según su especie…” (Gn 1:25). 

Ahora bien, esto no indica necesariamente que Dios haya creado a todas las especies de animales que hoy conocemos, las mayorías de los eruditos bíblicos concuerdan en que la palabra hebrea min traducida en este verso como “especie” o “género” podría equivaler a al nivel taxonómico de familia. De acuerdo con esta interpretación Dios debió haber creado arquetipos es decir especímenes originales a partir de los cuales se diversifico la fauna y la flora. Esto indica también que Dios pudo haber creado los arquetipos de los dinosaurios.

Luego que hubo creado al hombre y a la mujer, Dios plantó un jardín y los puso ahí (Gn 2:8) y les dio autoridad sobre todas las especies y sobre la tierra, y también les pidió que no comieran del árbol del conocimiento del bien y del mal (vers. 15-17), pero se rebelaron contra Dios al obedecer a la invitación de la Serpiente.

Como consecuencia de su pecado la tierra fue afectada por una maldición (Gn. 3:17 y 18). Su rebelión también ocasionó que “las criaturas inferiores se revelaran en contra de su dominio” . Gn. 6:4-6, 11-13 registra además problemas de gigantismo y crueldad incomparables en la creación. Satanás tomó autoridad sobre este mundo y comenzó a degenerar las especies que Dios había creado, tanto en animales, aves, como en las plantas; a través de mutaciones, selección natural y amalgamación  “Satanás es el maestro de estos procesos genéticos. Él obtuvo éxito en poblar al mundo con miríadas de especies confusas, grotescas, feroces, gigantes y estúpidas”.La palabra amalgamación ha sido tema de muchas discusiones, pero se ha demostrado que entendida en su mejor contexto es similar, aunque no sinónimo, a hibridación, o cruzamiento.

Por causa también de la caída, la tierra se vio envuelta en violencia en (Gn 6:11). La investigadora Tika Frymer-Kenskyn ha encontrado que la palabra hebrea hamas traducida como “violencia” implica el derramamiento de sangre. Esto indica que el pecado llegó a afectar tanto a la creación que no solo la deformo físicamente, sino que tanto el hombre como las especies se agredían físicamente incluso hasta la muerte; esta podría ser también otra causa por las que el Señor, después del diluvio, “pone en los animales el temor a los hombres” (Gn 9:2).

Extinción de los dinosaurios

 

La Palabra de Dios nos dice que para poner fin a la maldad el Señor decidió “raer de la tierra…desde el hombre hasta la bestia, el reptil y las aves del cielo” con un gran diluvio universal (Gn 6:7, 17). La mayoría de los paleontólogos creacionistas concuerdan en que fue en ese cataclismo en el que la mayoría de los dinosaurios perecieron. Algunas declaraciones en los escritos de Elena G de White lo confirman:

 “Toda especie de animal que Dios había creado fue preservada en el arca. Las especies confusas que Dios no creó, y que fueron el resultado de amalgamas, fueron destruidas por el diluvio”.

 

“Hubo una clase de animales enormes que pereció en el diluvio. Dios sabía que la fortaleza del hombre decrecería y que esos gigantescos animales no podrían ser controlados más por el débil hombre”.

 

Es probable también que los cambios y condiciones al planeta postdiluviano hayan hecho también que otras especies creadas por Dios hayan perecido.

Algunas evidencias paleontológicas que permiten aseverar que la mayoría de los dinosaurios pudo haber muerto con el diluvio son:

  • Centenas de huellas descubiertas generalmente señalan que los animales estaban subiendo las montañas. Probablemente huían de un cataclismo pluvial.
  • Esas mismas huellas cercanas a las montañas se pusieron amarillas, lo que para los científicos indica que estuvieron sumergidas. Entonces, de alguna forma el agua estaría llegando a la cumbre de las montañas. 
  • Los fósiles no son encontrados al lado de las pisadas. Como si una gran fuerza los hubiese arrastrado a grandes distancias.
  • Varios fósiles tuvieron sus huesos mezclados, ¡como sacudidos por un gran remolino!

En resumen, podemos decir que efectivamente los dinosaurios existieron, y que muchos de ellos no fueron creados directamente por Dios, sino más bien consecuencias posteriores de las deformaciones causadas por el pecado. Debido al aumento de la maldad y la violencia sobre la tierra el Señor decidió exterminar a todas las especies decidiendo salvar solo a unos cuantos representantes de los arquetipos que él había creado, extinguiéndose así muchas de las especies de dinosaurios que hoy conocemos sólo a través de los fósiles. Existen muchas cosas aún por resolver tanto en el caso de los dinosaurios como en otros temas de creacionismo, por lo que sería bueno que siguiéramos investigando. La próxima vez que una “Rebeca” te pregunte sobre este tema no tendrás que quedarte callado.

 

Autor: Daniel Hernández Vanegas, MAEBT     

 

Ver artículo y referencias: ¿Y los dinosaurios?

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