Artículo: “EL HOGAR COMO BASE PARA LA FORMACIÓN DE DISCÍPULOS”

El hacer discípulos es el imperativo registrado en la misión que Jesús le encomendó a sus seguidores antes de partir a los cielos (Mateo 28:18-20). La realidad es que, en gran manera, la labor del discipulado en el hogar es primordial para el éxito en el discipulado de la iglesia. Puesto que la iglesia está conformada por familias, el éxito o fracaso de ésta radica en el éxito o fracaso de las familias y sus hogares.   

El discipulado

Puesto que la idea del discipulado cristiano es de origen divino, es importante poder analizar el concepto del discípulo desde la perspectiva bíblica y poder entender la importancia del proceso de hacer discípulos al cual se le ha denominado discipular. 

¿Quién es un discípulo?

Esta palabra se encuentra en el Antiguo Testamento reflejada a través del término talmîd y su equivalente en el griego es mathētḗs y ambas parecen indicar a una persona que, como alumno o adherente, sigue las enseñanzas de otra, especialmente las de un maestro público. 

Particularmente en el Nuevo Testamento donde es más utilizado el término (más de 250 veces), mathētēs puede significar, alumno, aprendiz o seguidor, con frecuencia un discípulo que cree en las enseñanzas de su maestro y lo sigue de cerca. En la literatura griega la palabra es común como una designación para uno que estudia bajo la guía de un filósofo. Ocasionalmente se encuentra en el sentido de aprendiz.

Schulz comenta que un discípulo en el contexto judío cumplía la función de un sirviente y realizaba casi todas las tareas de la casa del rabino. En el contexto del cristianismo un discípulo era un creyente, un salvado que sigue a Cristo, que no solo cree y confiesa, sino que sigue y obedece. 

En Lucas 14:25-26, un discípulo para Jesús es alguien que tiene que estar dispuesto a dejarlo todo para seguirlo, uno que, incluso debiera dar la vida si fuera necesario. Esta idea parece ser reforzada en el llamado a los primeros discípulos tal cual lo presenta Marcos, éste menciona que cuando Jesús llamó a Pedro, Andrés, Jacobo y Juan, estos respondieron al llamado dejando sus trabajos y sus familias por seguir a Jesús (Marcos 1:16-20). 

La importancia del discipulado

En el mandato de la gran comisión de Mateo 28:18-20, el énfasis está en hacer discípulos. Hablando del discipulado Julio Juárez menciona que, en la enseñanza de Jesús, el discipulado es un proceso más que un evento.

El discipulado se puede entender como un proceso de ayudar a alguien a encontrar y seguir a Jesús. El discipulado significa crecer como seguidores de Jesús y ayudar a otros a hacer lo mismo.

En Juan 11:35 Jesús mencionó que un discípulo llega a ser conocido porque éste manifiesta amor por sus semejantes. Gregory Ogden menciona que el discipulado es: “una relación donde de forma intencional caminamos junto a otros discípulos y nos animamos, corregimos y retamos mutuamente en amor para crecer hacia la madurez en Cristo. Esto incluye preparar al discípulo a enseñar a otros”. 

El discipulado en el hogar

Si el discipulado, como proceso de hacer discípulos creyentes comprometidos con el maestro es muy importante, es importante también el lugar donde se sientan o debieran sentar las bases para el éxito en el discipulado cristiano, a saber, en el hogar. 

Fundamentos bíblicos

En Deuteronomio 6:4-9 se puede encontrar un texto muy interesante que hace referencia a la formación del discípulo a través del núcleo del hogar. En este texto, Moisés indica al pueblo que la formación religiosa de éste comienza desde la niñez y en el hogar. 

Proverbios 22:6 provee otra base importante para el discipulado en el hogar. A través de este texto, el sabio Salomón ánima a la formación de los principios bíblicos desde la niñez. Para Salomón, esto se constituirá en una garantía de protección y de permanencia para el creyente que es discipulado de esta manera.

En Isaías 54:13, la recomendación del profeta gira en torno a la educación o instrucción de los hijos por el Señor mismo. Esto solo puede llegar a ser posible por medio de los padres, ya que estos llegan a ocupar el lugar de Dios en la mente de los niños en sus momentos de formación y de vinculación con Dios. 

En 2 Timoteo 3:15, Pablo le recuerda a Timoteo: “desde tu niñez conoces las sagradas escrituras”. Este conocimiento había llegado por medio de su núcleo familiar como menciona Pablo en 2 Timoteo 1:5, donde el apóstol recuerda la fe de la abuela y la madre de Timoteo. Sin lugar a duda, ellas influyeron en la formación de Timoteo como discípulo en gran manera. 

Influencia de los padres

La primera tarea de los padres consiste en despertar en los niños el amor a Cristo. Un gran desafío que poseen los padres quienes quieren honrar a Dios con sus vidas y sus hogares es el formar discípulos desde el núcleo familiar. Con todo esto, el objetivo supremo debe ser el de hacer de los niños discípulos de Cristo, capaces de entender y conocer a Dios. 

Elena G. de White, hablando de la responsabilidad y el cuidado que los padres deben prestar en la formación discipular de sus hijos, particularmente las madres, declara que los hábitos y comportamientos de los hijos son el reflejo de los padres, por lo tanto, se debe ejercer un sumo cuidado en el lenguaje y conducta que manifiestan en presencia de los pequeños discípulos. Cualquier rasgo de carácter que se quiera transmitir a los hijos se debe cultivar primero en el padre mismo.

Problemas y desafíos comunes

Todos los niños que vienen al mundo son propiedad de Jesucristo, por lo tanto, se les debe enseñar a amar y a obedecer a Dios. Tristemente, muchos padres han descuidado esta obra valiosa que Dios le ha dado y se dedican a otros aspectos menos importantes de la vida del hogar.

Muchos padres no apartan tiempo para la formación espiritual de sus hijos. No son conscientes de que la infancia pasa muy rápido y por eso es indispensable aprovechar el tiempo y la capacidad del niño para ayudar a moldear su carácter.

En la actualidad, las crisis financieras por las que atraviesan las familias los ha llevado a dejar de lado los asuntos espirituales para concentrarse en negocios o asuntos laborales. Concentran sus esfuerzos en sí mismos y no experimentan la dependencia divina como verdaderos discípulos de Jesús, transmitiendo así, un falso concepto de discípulo a sus hijos.

Tal vez otro desafío importante para el desarrollo exitoso del discipulado en el hogar tiene que ver con el ambiente secular cada vez más imperante en la sociedad e incluso en la iglesia. David Paternostro reflexiona sobre esto al darse cuenta de que, al vivir en esta era secular, la afiliación religiosa disminuye, pero aún el cristianismo sigue teniendo el desafío de hacer discípulos. 

De alguna forma, el hecho de que, en muchos hogares de los miembros de iglesia solo uno de los padres es creyente, y regularmente es la madre, pudiera ocasionar un desafío o problema al momento de discipular. Entendiendo que el sacerdocio en el hogar recae sobre el padre, esto pudiese presentar algún tipo de excusa o desafío para muchas madres, pero aún con ello no se debe descuidar la importante obra de llevar a los niños a convertirse en genuinos discípulos de Jesús. Estas madres deben recordar el ejemplo de Loida y Eunice (2 Timoteo 1:5).

Estrategias para discipular en el hogar

A continuación, se presentan algunas de ellas: 

  1. Reflexionar y llevar a la reflexión familiar en cuanto a que el ser y hacer discípulos es un asunto importante y relevante para todos aquellos que han aceptado a Jesús. Todo creyente debe llegar a convertirse en un discípulo de Jesús.
  2. Proveer un ambiente espiritual constante dentro del hogar. Facilite para todos los miembros de la familia las herramientas que los impulsen y ayuden a ser espirituales, como que todos tengan una biblia propia. 
  3. Poner en claro las prioridades en el hogar. Lo espiritual debe estar por encima de todo lo demás. El tiempo dedicado a este aspecto no debe ser negociable. 
  4. Poner en práctica el culto familiar. Para esto, procurar que sea atractivo para todos los participantes tomando en cuenta las necesidades de cada uno. Usar un tiempo de entre 5 y 15 minutos y entonar cantos y meditar en un versículo de la biblia. Se debe procurar ser constante en este asunto.
  5. Los niños pueden aprender a amar a Dios a través de canciones e historias de la Biblia y de escuchar acerca de la vida de Jesús.
  6. Sea un cristiano no solo en la iglesia, sino también fuera de ella, particularmente en el hogar. 
  7. Los padres deben procurar alimentarse primero espiritualmente y aprender como verdaderos discípulos a los pies de Jesús par entonces estar en capacidad de discipular a los suyos en el hogar. No se puede enseñar nada que no se haya experimentado previamente.
  8. Enseñar y fomentar la mayordomía cristiana en todas sus áreas.

Conclusiones

El ser discípulo y el discipular son parte inherente del creyente, no se puede separarlos de su esencia como tal. Por lo tanto, en todos los aspectos, el creyente procura cumplir la labor encomendada por el maestro, incluso en el hogar. 

A pesar de los desafíos imperantes para lograr el objetivo de discipular en el hogar, se debe generar estrategias e implementarlas para el logro efectivo de este asunto. Dichas estrategias contribuirán a poder desarrollar una vida cristiana victoriosa e integral. Se podrá pasar de ser solamente un creyente y llegar a convertirse, como es el ideal de Dios, en verdaderos y fieles discípulos hacedores de discípulos. 

 

Autor: Martín Enrique Carrillo Valenzuela, DMin. 

 

Ver artículo y referencias: -El hogar como base para la formación de discípulos

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