Artículo: “INSEMINACIÓN ARTIFICIAL: ¿UNA RESPUESTA ACTUAL AL PRINCIPIO BÍBLICO DE LA PROCREACIÓN HUMANA?”
Introducción
En la actualidad, el cristianismo contempla diversos dilemas éticos a los cuales debe enfrentar con la seguridad de que al hacerlo los abordará de la manera correcta. Y puesto que la tarea de la ética cristiana es la de proporcionar orientación al aclarar lo que es bueno, correcto y cuál es la forma aceptable de alcanzar la excelencia moral, se debe procurar dar atención y respuestas claras a los dilemas que enfrentan los creyentes.
Uno de los asuntos relacionados con esto tiene que ver con la procreación humana. En este tiempo, existen procedimientos como la inseminación artificial, la fecundación in vitro, úteros de alquiler, la transferencia embrionaria y la clonación, que generan inquietudes en los creyentes para cómo proceder ante éstos.
Creados para procrear
El hecho de poder tener hijos se convierte en un acontecimiento de gozo para quienes lo experimentan. Roy May menciona: “el procrear es un anhelo muy deseado por la mayoría de las parejas. El poder experimentar la procreación es una bendición de Dios (Gn 1:28), y el anhelo de amar, cuidar y criar a otro ser humano representa la más alta moral evangélica”.
Institución y mandato divino de la procreación
En Génesis 1:28 se encuentra la primera manifestación de parte de Dios mostrando a Adán y Eva su deseo e ideal de procrear. El texto menciona: “Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra y sometedla; ejerced potestad sobre los peces del mar, las aves de los cielos y todas las bestias que se mueven sobre la tierra”.
La palabra hebrea utilizada por Dios para bendecir a Adán y Eva es berek (יְבָ֣רֶךְ) que implica un privilegio o regalo que viene directamente de la mano de Dios. La bendición del Creador se refería a la propagación y perpetuación de la especie, lo cual hace que la procreación se convierta en algo sumamente valioso por el hecho de venir directamente del creador.
En Génesis 3:15, en la sentencia de Dios contra la serpiente, se lee lo siguiente: “Pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza y tú la herirás en el talón”. La expresión hebrea para simiente es zarah (זַרְעָ֑הּ) que se traduce como semilla, pero que hace referencia a la descendencia directa de Eva, en este caso a un hijo. Este hecho revela la importancia que adquirió la procreación para el pueblo de Israel, puesto que todos esperaban poder engendrar al redentor prometido.
Así mismo, el deseo de Dios era que todo su pueblo participara de la bendición de la procreación. Esta intención se puede notar cuando declara: “En tu tierra no habrá mujer que aborte ni que sea estéril, y alargaré el número de tus días” (Ex 23:26). Aun con todo esto, el pueblo de Dios experimento problemas de índole procreativa.
Problemas en la procreación
El problema más recurrente en la Biblia y en el pueblo de Dios con respecto a la procreación era la esterilidad. La Biblia abunda en ejemplos de mujeres estériles que buscaron en Dios una salida a su condición de infertilidad (Gn 25:21; 29:31). La esterilidad era considerada en Israel, y en todo el antiguo Oriente, como un mal. La esterilidad se entendía como un castigo de parte de Dios (Gn 16:2; 30:1-23; 1 S 1:6, 29; Is 47:9; 49:21), en tanto que la fecundidad era una bendición del cielo (Sal 127:3-5; 128:1-4).
Uno de los casos más significativos del AT es el de Saraí, la esposa de Abraham, quien dice la Biblia era estéril al momento de ser llamada junto con su esposo para salir y formar el posterior pueblo de Dios (Gn 11:30; 15:1-3). La expresión para referirse al problema de Saraí es aqarah (עֲקָרָ֑ה)que puede significar infértil, estéril o árido, en el caso de una mujer, es una que no puede tener hijos.
El caso de Raquel, quien junto a Saraí puede ser considerada como matriarca del pueblo de Israel, es muy peculiar. En Génesis 30:1-2 se le puede ver molesta por el hecho de no poder tener hijos a tal grado de desear la muerte. Clara Carbonell refiere que “este fragmento de la Biblia ilustra cómo la maternidad constituye el objetivo vital de la mujer israelita, que prefiere la muerte a una vida sin descendencia”.
Ante la problemática Dios no es indiferente como menciona Davidson: “la narración indica varias veces que es el Señor quien abre los vientres de las matriarcas para que puedan dar a luz, especialmente en respuesta a la oración de intercesión, como en el caso de Isaac por su esposa”.
El derecho a la procreación y la inseminación artificial
La reproducción humana no solo es un derecho, sino que es una necesidad para la continuidad de la especie. En la actualidad, esto hace que surjan preguntas en torno a si los procesos de reproducción humana asistida tales como la inseminación artificial pueden ayudar a solucionar el problema de la procreación humana.
Es necesario entender que las técnicas de reproducción asistida tienen como finalidad la actuación médica ante la esterilidad humana para facilitar la procreación, cuando otras terapias se hayan descartado por ser inadecuadas o ineficaces. Específicamente la inseminación artificial “es una técnica de reproducción asistida sencilla y de bajo coste mediante la cual se introducen espermatozoides de forma no natural en el útero de la mujer. El objetivo es que se produzca la fecundación y conseguir el embarazo”.
Existen al menos dos tipos de inseminación artificial. La primera es la homóloga, significa que el semen proviene del varón que es marido de la mujer. El otro tipo es el llamado heterólogo, que implica que el semen proviene de un donante, que es ajeno a la pareja que desea tener un hijo.
De una manera general, con respecto a la reproducción asistida, las religiones monoteístas tales como el catolicismo, el protestantismo, el judaísmo y el islamismo, la aceptan cuando se produce dentro del matrimonio, mediante un método homólogo, y siempre que no atente contra la dignidad de los embriones, que tendrían la misma consideración que el nacido.
Aun cuando la Iglesia Adventista no tiene una postura de condenación o apoyo ante la inseminación artificial, dejando la decisión en el ámbito de la pareja, si recomienda el hecho de la adopción como una solución al problema de la procreación humana. Elena G. de White lo manifiesta de la siguiente manera: “Si los que no tienen hijos, pero han sido hechos por Dios administradores de recursos, quisieran abrir su corazón para atender a los niños que necesitan amor, cuidado y afecto, y les ayudaran con bienes de este mundo, serían mucho más felices que ahora”.
Ventajas y desventajas de la inseminación artificial
La principal ventaja de la inseminación artificial sería que con este procedimiento aumentan las probabilidades de embarazo porque la muestra de semen es tratada previamente en el laboratorio y además se estimula el ovario para controlar el crecimiento y maduración de los óvulos.
A manera de desventaja, se sabe que estas prácticas han llevado consigo la perdida de innumerables óvulos fecundos. Azpitarte reflexiona: “Si desde el momento de la fecundación se acepta, como la iglesia ha enseñado también en repetidas ocasiones, la existencia de una vida humana, ¿no se convertirían en una conducta abortiva?”.
Otra desventaja es que en la sociedad postmoderna, la procreación ya no es un valor en sí, sino que se convierte en un valor de consumo, una manera de actuar que consiste en la elección de un bien relativo a otros bienes de consumo. También existen numerosos riesgos psíquicos debido a que estas técnicas son procedimientos complejos que están llenos de sufrimientos, angustias y humillaciones para la mujer, al tener que sustituir el acto conyugal por una serie de actos médicos, técnicos y quirúrgicos que la convierten, junto con su esposo, en simples dadores de gametos.
Consideraciones éticas
Se debe considerar que la inseminación asistida con la participación del hombre y la mujer en el vínculo del matrimonio contiene menos dificultades éticas ya que el matrimonio constituido legalmente corresponde al orden de la creación (Gn 2:24), la gestante recibe atención digna en el vínculo de una familia y el producto de la fecundación tiene carácter de deseado y amado. Por lo tanto, pereciera que la inseminación homóloga pudiera ser la mejor opción en caso de contemplar utilizar este método de procreación asistida.
Por otro lado, la inseminación asistida por medio de un donante de esperma (inseminación heteróloga) tiene mayores dificultades éticas ya que no ocurre dentro del orden de la creación respecto del matrimonio. A pesar de las barreras legales, los derechos del donante pueden interponerse con los derechos de la familia, la gestante y el producto de la fecundación.
Conclusiones
La capacidad de procrear es un don divino, y ha de ser utilizado para glorificar a Dios y bendecir a la humanidad. Aun con esto, es importante que no exista una falta de empatía a favor de aquellos que sufren debido a que experimentan dificultades para procrear.
El punto de partida ético se sitúa en el mayor bien de la persona y en la mutua comunión de los esposos. Cuando de mutuo acuerdo y después de tomadas las medidas oportunas una pareja buscase en el hijo la prolongación de su amor ¿habría que rechazar este procedimiento como ilícito y deshumanizante?
Es una realidad que el ser humano ha sido creado con la capacidad de procrear y aun cuando dicha capacidad se ve afectada por el pecado (esterilidad), la historia del AT nos muestra la intervención divina como una manifestación del deseo de Dios con respecto a la procreación y su importancia (Gn 21:1-2; 29:31; 30:22). Desde esta perspectiva, pareciera que, el buscar echar mano de métodos de procreación como la inseminación ante problemas de fertilidad, pudiera servir para lograr experimentar la bendición otorgada por Dios al ser humano desde la creación que es la fecundidad y multiplicación (Gn 1:28). Todo esto, siempre y cuando se desarrolle dentro de la institución matrimonial, de manera homóloga y sin pasar por alto principios de las Sagradas Escrituras como la preservación de la vida humana.
Autor: Martín Enrique Carrillo Valenzuela (Catedrático escuela de Teología)
Ver artículo y referencias: INSEMINACIÓN ARTIFICIAL-UNA RESPUESTA ACTUAL AL PRINCIPIO BÍBLICO DE LA PROCREACIÓN HUMANA
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